miércoles, 30 de junio de 2010

BASADRE: treinta años depués

Hace treinta años dejó de existir una de las mentes más brillantes de nuestro país durante el siglo XX. Me refiero a Jorge Basadre Grohmann: ese tacneño con vocación a la docencia, bibliómano y autor de innumerables escritos que han circulado alguna vez por nuestras manos.

Basadre fue uno de nuestros más destacados historiadores. Fundador de la tercera Biblioteca Nacional. Un hombre dedicado a la obtención y difusión de la erudición. Fue Ministro de Educación en los dos periodos de gobierno del presidente Manuel Prado y Ugarteche.

De sus investigaciones nacieron los contenidos de la obra cumbre de la historia peruana: Historia de la República del Perú. Una colección de dieciséis tomos más un tomo solamente de bibliografía; se trata de, nada más y nada menos, de la mejor colección que poseo en mi humilde biblioteca.

Regularmente detesto escribir en primera persona, pero la pasión y mi notable parcialidad respecto al tema me obligan a hacerlo. Se trata de esos sesgos innatos que te hacen despertar las más nostálgicas pasiones al escribir sobre alguien en el que, a mi parecer, me ha brindado grandes conocimientos respecto al lugar en el que nací. Es que son los autores como Basadre los que me inspiran por servir a mi país, reivindicarlo a partir de los hechos sucedidos. La historia está ahí para hacernos madurar como nación, el cómo superarnos íntegramente desde la perspectiva histórica.

Actualmente tenemos un sinfín de personajes ligados al estudio erudito de nuestra historia. Nelson Manrique es un ejemplo claro de ello o el mismo Antonio Zapata y muchos más que nos deslumbran con su pluma. Es una lástima que, a pesar de lo antes mencionado, en nuestro país estos temas interesen poco o nada.

A treinta años de la muerte de Basadre debemos demostrar un cambio que empieza por nosotros. El Perú crecerá proporcionalmente a sus ciudadanos en la medida que nos lo propongamos. Esta transición en la que nos debemos encontrar es nuestra rectificación respecto a la historia. El pasado no se repetirá pero el futuro, eso sí, claro que se puede mejorar.

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